Sin duda, a todos nos han aconsejado invertir, pero ¿qué significa invertir, qué beneficios ofrece y cuáles son los riesgos?
Invertir implica postergar un beneficio inmediato a cambio de un beneficio futuro mayor. La inversión inicia al momento en que nuestro capital es recibido por un tercero — una empresa, gobierno o un banco, por nombrar algunos ejemplos— con la finalidad de obtener un resultado final que supere tu inversión inicial.
Un error común es el de confundir inversión con ahorro, ya que ambos tienen como objetivo el goce futuro de tu dinero, pero la gran diferencia radica en que una inversión siempre debe estar destinada (al menos en principio) a generar rendimientos, mientras que el ahorro busca mantener el valor de tu dinero a través del tiempo.
Ahora, no hay inversión sin riesgo. ¿Qué es el riesgo? Conceptualmente, el riesgo refleja la incertidumbre del resultado final. Es decir, al iniciar una inversión no sabemos con absoluta seguridad que el monto final será mayor a la inversión inicial. Sin embargo, con base en el riesgo específico de cada inversión podemos darnos una buena idea si es muy probable o poco probable que el resultado se cumpla, y así podemos tomar decisiones conscientes e informadas.
El principio general de las inversiones es que, a mayor riesgo, mayor rendimiento. Esta es una “máxima universal” que debes conocer antes de comenzar a invertir. No existen inversiones sin riesgo que dupliquen tu dinero rápidamente. Debemos evaluar las oportunidades cuidadosamente y cuestionarnos ¿es demasiado buena para ser verdad, o es razonable? Si no puedes contestar esa pregunta, debes descartarla, estudiarla con mayor detenimiento, o asesorarte.
Por otra parte, es importante definir tu horizonte de inversión. Es decir, ¿por cuánto tiempo estás dispuesto a renunciar el goce y disfrute de ese dinero a cambio del beneficio futuro? Existe una idea errónea de que las inversiones son apuestas que pueden hacerte rico de la noche a la mañana — en especial en acciones y recientemente en criptomonedas. Siempre escucharemos historias de personas que sí lo lograron, de la misma manera que siempre habrá gente que ganó la lotería (por un golpe de suerte). No tomes decisiones por miedo de perder oportunidades – ese sentir que todos lo están logrando y tú te estás perdiendo de esta GRAN oportunidad. Las noticias nos hacen creer que el dinero rápido (equivalente a ganar la lotería) es “el pan de todos los días”, pero eso no es cierto. Al contrario, debes saber que la probabilidad de que tú ganes la siguiente lotería es muy, muy baja, y por eso nunca debes invertir “esperando buena suerte”.
Finalmente, debes definir tu “personalidad” como inversionista, considerando tu tolerancia al riesgo y un plazo realista de inversión. No hay respuesta buena o mala, pero debes ser muy honesto contigo mismo; por ejemplo: si no estás dispuesto a perder todo tu dinero, no juegues “volados” (inversiones con este alto perfil de riesgo existen y son las hicieron millonarias a las personas que salen en las noticias, pero nadie habla de las personas que perdieron el volado). Una vez que definas tu personalidad como inversionista podrás combinarla con tus objetivos financieros, y así buscar las inversiones que mejor se adapten a tus necesidades.
Estos conceptos son importantísimos y los debes considerar antes de invertir. Hoy en día existen tantos instrumentos de inversión que resulta normal sentir ansiedad y agobio ante tanta información, pero sólo unos cuantos son adecuados para cubrir tus necesidades y objetivos. Todos te van a hablar sobre los maravillosos rendimientos que puedes ganar, pero pocos te van a informar sobre los riesgos que debes asumir. Tener a tu alcance a gente profesional y de confianza que te oriente en estos temas puede hacer toda la diferencia.
-Karla Borja V.